jueves, 12 de enero de 2012

Psicofisiología del pánico: Charles Darwin

En 1896, Charles Darwin publico la siguiente descripción psicofisiológica del miedo agudo que se trasforma en terror:

¨El miedo esta frecuentemente precedido por la estupefacción y es tan afín a esta que ambos activan instantáneamente el sentido de la vista y el aprendizaje. En ambos casos, los ojos y la boca se abren ampliamente y las cejas se elevan. Le hombre asustado se queda inicialmente como una estatua, inmóvil y con la respiración suspendida, o se agazapa como si quisiera escapar de manera instintiva a la observación. El corazón late deprisa y violentamente, de manera que palpita o golpea contra las costillas, aunque es dudoso que trabaje con una eficiencia superior a la habitual para aumentar el flujo sanguíneo a todas las partes del cuerpo; la piel palidece instantáneamente, como al principio de un desfallecimiento. Esta palidez superficial, sin embargo, probablemente se deba, en su mayor parte o exclusivamente, a la afectación del centro vasomotor, de manera que causa una contracción de las arteriolas cutáneas. Percibimos que la sensación de un miedo intenso afecta enormemente a la piel gracias a la prodigiosa e inexplicable manera en que exuda inmediatamente la transpiración .Esta exudación es de lo más destacable, puesto que la superficie esta fría y, de aquí, la expresión sudor frio; mientras, las glándulas sudoríparas están activadas adecuadamente cuando la superficie esta caliente. Asimismo, el vello corporal se eriza y los músculos superficiales tiemblan. En relación con la alteración de la función cardiaca, la respiración se acelera. Las glándulas salivales no actúan adecuadamente; sobreviene sequedad en la boca, que, con frecuencia, se abre y se cierra. Asimismo he observado que, con un miedo leve, se produce una tendencia a bostezar. Uno de los síntomas mas característicos es el temblor de todos los músculos el cuerpo, que por lo general se observa en primer lugar en los labios. Por este motivo y por la sequedad de boca, la voz deviene ronca o indistinta o puede fallar totalmente...a medida que el miedo se intensifica hacia un terror agónico, contemplamos, como ocurre bajo cualquier emoción violenta, resultados diversos. El corazón palpita desbocado o puede fracasar funcionalmente, a lo que sigue un sincope; se observa una palidez mortal; la respiración es trabajosa; las aletas de la nariz se dilatan ampliamente; la respiración esta entrecortada con un movimiento convulso de los labios, temblor en las mejillas y movimientos de deglución en la garganta; los globos oculares desorbitados, están fijos en el objeto del terror o pueden moverse nerviosamente de un lado a otro. Se dice que las pupilas están enormemente dilatadas. Todos los músculos del cuerpo pueden estar rígidos o presentar movimientos convulsivos. Las manos se abren y cierran alternativamente, frecuentemente, con sacudidas. Los brazos pueden estar abiertos, como si quisieran apartar algún peligro espantoso, o pueden alzarse desaforadamente por encima de la cabeza…En otros casis se observa una tendencia súbita e incontrolada hacia la huida y es tan intensa que hasta los soldados mas curtidos puede ser presa de un pánico súbito.¨

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